Cuantas veces más los sueños me jugarán malas pasadas.
Te vi venir hacia mi, con los brazos abiertos. Y decías que hasta no reconocerme no podía ser real.
Y no, no era. Me desperté con un abrazo falso.
Una idiotez que se repite a veces cuando estoy biológicamente nostálgica.
No puedo creer que todavía recuerde esos dolores, esas ilusiones cuando estoy inconsciente.
No es a el.
Es la falta de un beso cálido. De un abrazo sincero.
Mi mente pone su rostro por que fue el único que ame a tal grado de diluirme en el río revuelto de las circunstancias.
Porque uno se siente a veces muy incorforme con el destino.
Sigue siendo la soledad un dolor, a veces, demasiado vívido al despertar en la mañana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario