Entra un frío delgado por debajo de la puerta
y por las celosías se cuela el lamento de los árboles
que se quejan por que el viento
les dobla la espalda.
Tu nombre cayó en mi día
como una negra y desafortunada mosca.
Y es poco el consuelo
que dejan las amargaguras que cuelgan de tu
espantoso silencio.
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