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jueves, 11 de octubre de 2012

Deseo oculto del abandonado, que no se cumple


La tarde fue lenta y dolorosa, como cada tarde de invierno . Llovía tanto que estaban mojadas las suelas de los zapatos, las medias, las horas, la ropa, el alma, la alegría, el pelo, los huesos, el corazón, los bolsos, las botas, los paraguas…. Todo.
Llevaba mucho tiempo suplicando a la lluvia que cantara con ella la canción del olvido que le susurraban los aguaceros en la madrugada. Hacía tiempo. Ni se acordaba cuanto. Hasta ese día se percató de algo muy importante y que había pasado desapercibido: no se había muerto.Ella estaba triste, como siempre, los días pasaban, las flores nacían y se morían. La pintura de la casa seguía del color de siempre, los ojos eran igual de negros. La piel se arrugaba con los años como cualquier piel, las obligaciones eran las mismas. Y la rutina que tanto aborrecía se fue con los años volviendo necesaria. Y se dio cuenta de la suerte que tenía de tener las cosas por las que antes protestaba.

Llovía tan fuerte que casi no podía oír sus propios pensamientos.

En un momento, dejó de llover y el sol quemaba la piel y los pájaros rezaban por agua. Pensó que sólo en éstas latitudes se revuelcan con tanto descaro el sol y  el agua. Un cielo negro anunciaba que en cualquier momento, la lluvia volvería cabalgando, así que se refugió en el techo plegable del café vecino para fumar el último cigarro mientras escampaba.
De pronto vio al pasado acercarse a su lado de la acera y llamarla con un nombre que ya había olvidado. Y estaba igual, mejor vestido, más arrugado, más gordo. Tenía los ojos tristes, grises y aburridos. La llamaba para volver a un tiempo en que ella como los pájaros, rezaba para que siguiera lloviendo. Entonces se aglomeraron en la piel las imágenes, los sonidos, los olores, los vicios…sin querer los recuerdos de tanto recordarlos… se le habían perdido.
Miró otra vez hacia la calle  y ya no estaba lloviendo, y el aire cantaba a coro una canción feliz con los rayos de sol que se colaban en las copas de los árboles como libinidosas culebras amarillas. Ya se habían acabado las culpas de tanto roerlas en las noches de insomnio, así que no las encontró….

Le dijo al pasado que la cabeza de agua, que la piel con olor a madera recién cortada, que el veneno furioso de la pasión, que la risa que se reía en el corazón cuando el pasado tocaba la puerta y todo aquello había desaparecido, y él no podía creerlo. Había pensado todo este tiempo que iba a ser suficiente llegar y limpiarse la piel añeja en las sábanas limpias y pedir café caliente en la mañana.

Ella no pudo evitar sentir un poco de lástima cuando lo vio alejarse con los ojos incrédulos  cuando ya había escampado y ver que apenas iba a empezar a llorar después de tantos años. No pudo evitar compadecerse. De todas formas ella había rezado mucho para que al pasado no le tocara sufrir decepciones,  por que sabía que no las iba a soportar como ella. 

miércoles, 18 de julio de 2012

Capricho 3


No se busca más en la vida que un lugar donde esperar a que pasé la tormenta. Los rosarios que rece de niña rezaron por las incongruencias que los gatos maullaron en repetidos octubres.  Buscando un sitio donde no se note mucho que el corazón se escondió hace tiempo en una montaña húmeda y verde oscura ¿Quién se atreve a romper el silencio de las manos y las horas de insomnio? Sí sólo los sabios degustan lo que se sale del sendero que nos pintan las circunstancias. Lo diferente da miedo por definición. A nadie le gusta que la gente que no importa ni ayuda, juzgue severamente  los deslices,  como las damas ancianas a la salida de misa.Viste más la coraza inútil del cuerpo que se hundió en tú pecho, que al calor que te brindaba sin medida. Y terminaste como ellos, como la gente que no interesa ni ayuda, juzgando como damas ancianas a la salida de misa,  pensando que no es cierto que las manos ven y la lengua  sabe dibujar el destino en la base de tú cuello. Las ilusiones son casi tan inútiles como los nudos en la garganta. Y vuelven a veces a estorbar la práctica secuencia de las mañanas y las madrugadas.Ya no me molestan las piedras en los zapatos. Esperar tiene un significado diferente igual que llorar y reír se van acomodando uno a otro como novios viejos y se van volviendo indistinguibles entre sí. El silencio trae más paz que inquietud. Y tampoco los sueños significan lo mismo. El rosario del tiempo ya no desvela. El ácido del sol ya no trae cuentos venidos de lejos, la neblina es más un amigo que un deseo. Y el caldero donde se cocinó le pena se me hace más querido que extraño. Las salamandras y las culebras amarillas llegan a los pies tibios y mansos. Dulce es la casa de la indiferencia. Calmos los versos que me lee el humo de los cigarros que fumo a escondidas. Es difícil llegar a la sana conclusión de que el tiempo no se devuelve. Que las ventanas se cierran cuando llueve. Que no hay árbol que espere lluvia sin morir un poco.

Capricho 2


¿Cómo te atreves a discutir con la nostalgia, ella, que aún tiene buenos modales en la mesa?. ¿Cómo osas describir la primavera en la tapia de la casa cuando el frío está escuchando, aunque finja prestar atención a la indiferencia que cuenta su mal chiste de siempre? ¿Qué no te enseñaron a hablar sin ofender a nadie, a comer con la boca cerrada, a dejar el corazón secándose en el quicio de la puerta mientras se van las visitas? No vuelvas a mencionar silencio enfrente de la lluvia, que terminaron hace tiempo. Y no pienses que vas bien cuando de vez en cuando en medio de tú angustiante felicidad me recuerdas dibujando salamandras en las ventanas,después de amarte como una gata vieja.

Caprichos 1


 Largas se hacen las noches sin que se decida a llover. Esperar se disuelva esta sensación que se pega a la piel como un amor viejo, de un calor sin cuerpo que lo resista, de un volver a rezar las cuentas del tiempo sin ganas y con intereses.
Vuelve la lluvia a describir la soledad en las aceras. Vuelve la madrugada a bailar en mi techo. Y sigue cantando el silencio en las mañanas mientras tomo café. Y el gato del vecino ronronea eternidad en el jardín espantando a los pájaros y a los deseos. Espero que el tiempo se aburra de cobrarme los viernes a fin de mes.
Que difícil quitarse la mala costumbre de perseguir mariposas, de ver llover o de esperar a oír tú voz, o su voz o cualquier voz en la ventana susurrando mi nombre.
Torpe me siento volviendo a deshojar las flores del tiempo, como sí no supiera que llevo años viendo los pétalos podrirse a mis pies. Como sí fuera posible que revivieran los aguaceros de un octubre borroso, lejano, dulce. Como sí fuera posible que la amargura se diluyera con el llanto suave de abril.

miércoles, 9 de mayo de 2012

Des-olvidos

Me di cuenta sin pensar
que había olvidado
dejar de recodarte.
Sonrreí al ver
que los años surten efecto
mucho tiempo después de que uno los invoca y que tenía razón
Más me trajo llorate unos cuantos años y luego olvidarte
que seguir pidiéndote el amor como una limosna
que seguir llorando contigo el resto de mi vida.

Esta vez no.

Bailo fatigada
la danza de la rutina que cambia el son
cada vez que se le antoja.
No encuentro una ilusión, una condena, un odio lo suficientemente grande
para la seguir.
Ya la suerte me ha enseñado muchas veces, cruel,
lo que quiero de lejos, como espoleando las ganas
luego se lo ha llevado,
el amor,
la semilla
la lisonja
la sabiduría.
Pero mi único consuelo
el sentirme un engranaje útil
eso si que no,
¡esta vez no!

jueves, 8 de marzo de 2012

Rompecabezas

Recojo los pedazos de mi
que dejé olvidados
mientras con amargura
cerré las ventanas,
para que la lluvia me dejara en paz.
Trato de comenzar otra vez
la canción simple
que tarareaba,
cuando el sol me mojaba los zapatos,
olvidar el camino que conduce a la desidia
buscar en las rutinas de siempre
los axiomas que cambié a conveniencia.
Trato de armar la cama de nuevo
reir, correr, ser dulce
buena, fría, educada
suficiente.

Trato de fingir que uno puede
nacer, crecer, reproducirse y morir
como un siembro.
Cabizbaja, cansada
me aferro al cinismo
como último recurso,
para no dejar otra vez el corazón en la puerta,
y no volver a esperar nada más
de nada, de nadie
nacer, crecer, reproducir y morirse,
como una maceta
un cigarrillo

Trato de olvidar
que a mi nunca me han tocado todas maduras,
que no tengo pasado tal que me permita llamarme desdichada
ni futuro que me hagan proclamarme dichosa.

Prefiero armar las piezas
para que nunca calcen entre si
que terminar y después no saber que hacer
en las mañanas nostálgicas.





miércoles, 29 de febrero de 2012

Obsesión

Te he desmaldecido
ya te he perdonado
y aun así sigues apareciendo en mis mañanas.
¿Es acaso  esta obsesión
signo de mi locura,
o es que la tristeza
me traepor reflejo
el último abrazo,
para no sentirse tan sola?

lunes, 27 de febrero de 2012

Des-maldiciendo

Una vez hace años
te maldije,
Sin embargo, me desdigo.
Devuelvo todas las palabras.
Con la brisa que hace cantar a las latas de zinc
se borrará todo sonido,
con el gato que maulla para desvelarte,
se irán los malos sueños,
con los rayos de sol que entran en tu casa
cuando amanece,
entrará ya sin sombras tu alegría.
Las hojas se pudrieron
el tiempo pasó como lluvia sobre los techos.
La calma regresó
y ya creció el monte
donde una vez pasó una cabeza de agua.
Y he perdido demasiada fuerza.
Estoy cansada.
Ya no me importa,
ninguna ley del universo me devolverá
a cuando rezaba para que siguiera lloviendo.
Ya no tengo esa energía, esa inocencia.
Mi corazón,
ha encontrado paz
en el oscuro beso de la montaña y el río,
reposa allí para morir
sin que se me note demasiado.
Des-maldigo pues
todos los hechizos que canté
muchas veces,
cuando llovía muy fuerte y era octubre.





Luna Creciente

Te ries de mi con tu risa
viéndome llover en los caminos
con la misma tristeza, los mismos sueños.
Y aunque la piel esté más vieja
y las rodillas no suban las gradas volando,
los ojos de gato con hambre no se me han quitado
y a mi pesar,
sigo esperando ver  a la alegría
dándo la vuelta en la esquina,
y correr,
alcanzarla,
invitarle a un café
y caminar con ella un rato
aunque vaya para otra parte.
Y ni tú con tus burlas
has evitado que siga
teniendo sonrisas pegadas en la ventana,
que el café sepa mejor cuando es amargo.
No es reclamo, yo también me rio de mi,
a veces.

sábado, 18 de febrero de 2012

Amuleto

Tengo en la ventana un amuleto,
que me recuerda que una vez
me amaron con locura,
con la fuerza de la cabeza de agua;
sólo que no supe
que la vida sólo me iba a dar una oportunidad
y persiguiendo sueños inútiles
la perdí.

Ando cargando chucherías
de fe abigarradas entre bolsos y carteras,
para que no me olvide el Dios de los cristianos
que se enoja tanto si uno anda
de madrugada sin invocarlo
y fuma en donde no se debe.

Al mío le rezo
para que no se me acaben las fuerzas,
para que  proteja a los que amo,
el mio no se anda fijando en detalles,
no me juzga igual que las viejitas,
sólo se regocija en la vida y la alegría
y de vez en cuando
en medio de su tiempo que no es el mio
me escucha.

Sin embargo, en su tiempo que no es el mío
no me ha entendido,
que llevo años queriendo despertar
sin desear que despiertes conmigo,
sin querer ir contigo por el pan de las mañanas
y los cigarrillos en la noche.

No me ha escuchado
cuando le ruego que te disuelva
en mis años.
Que ya que te puso en otro camino
me deje
dejar de verte entre las cercas.











martes, 14 de febrero de 2012

Diez años exactos

Diez años exactos,
cabalgabas el autobús conmigo
mientras tu risa,
quebraba el aire como
pájaros medios perdidos.
Y en la sencillez
de las peleas que rondaban por tu cabeza
como nubecillas
esperando que las pintaras
me cuestionabas sin querer
mi cuadradoy aburrido lienzo.
No puedo decir
que nos buscamos cada día,
que éramos uno,
que tu gente me conocía,
que mi nombre colgaba de las paredes de tu casa
para no gastarse,
o que comprendía exactamente la mitad de tus palabras
de tus manos o tu pelo largo.
No puedo decir que
leías mi mente o que invocaba tu presencia
la mitad de los segundos del día.

Puedo decir, que hace diez años exactos
soñabas un sueño conmigo.
Que reías con la risa contagiosa de pájaros perdidos
y que yo rumiaba secretos
mientras cabalgábamos el día.

Puedo decir que la primera vez que te vi,
custioné todo lo que pensaba de ti
antes de verte.
Puedo decir sin mentir
y sin exagerar,
que las locuras hace diez años exactos
eran más lógicas contigo.
Que de vez en cuando,
antes que la formalidad nos persiguiera como damas ancianas...
viste en mi un pedazo de la alegría
que se me ha ido perdiendo
y que no puedo creer
que me quedaras debiendo los sueños
que te pedí  que me pintaras.