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jueves, 28 de marzo de 2019

Vendrás

Las horas pasan despacio sobre los árboles que se agitan con cadencia cuando el viento insolente les acaricia a la fuerza las ramas.
Que tonto se vuelve a esta edad guardar todavía esperanza.
Tu rostro dice tanto y más tu obstinado silencio.
Tus ojos se han endurecido con los años.
Cuando dices a veces, significa cuando tú quieras.
Nunca te ha importado en particular alguna cosa mía, mis miedos, mis libélulas en el cabello, mis manías.
No entiendes, no me escuchas.
Sin embargo te he dado tanto que algún día vendrás a mi, manso como los Ríos después de los aguaceros, cuando se han llevado todo

Vos

En las sombras de las madrugada, el pasado baila en los tejados lejanos.  Vos y yo cuantas reglas incumplimos.
Ya perdí la cuenta de las deshoras
Y sigues aquí.
Conoces más de la cuenta las cargas de la noche. Las razones de mi insomnio.
Vos que has sufrido los reveses insolentes del mundo.  Sigues conmigo tomando a copa llena la amargura.
Y sos testigo , el amor tiene miles de formas . Y aunque a los 6 años es difícil saber para donde gira el destino, de alguna forma rara, henos aquí.  Bebiendo la madrugada. Testigo silencioso del dolor y la alegría.
Constante en El Rosario del tiempo, veleidoso y superficial como un dios antiguo.
Parte de mi, a tu pesar o al mío.
Camina conmigo.

La barra

Las letras de siempre.
El dolor escondido en el cuarto zarpe.
Llega el día en que casi nada duele.
Y estás aquí , conmigo. Cumpliendo la promesa que nunca hicimos, de ignorar la tristeza.
Que raro es de pronto darse cuenta, que el tiempo es salvaje e inocente como los dioses de los Ríos. Que las pasiones pasan como las tormentas. Y vos y yo, brincando las conveniencias, henos aquí, deshojando la madrugada y los años y el tiempo.La

Cupido

No se si pasan las horas más despacio o si es que el tiempo, como un veleidoso dios antiguo, se distrae en la primavera de tu espalda. 
Me miras como si fuera verdad lo que estás diciendo.
Me conmueve el esfuerzo de pintar estrellitas y duendes en la pared sórdida de la pasión.
No necesitas dejar el cinismo en la mesa de noche. Puedes, sin ningún tipo de remordimiento, olvidar mis manos mis labios y mi nombre.
Igual que ha hecho conmigo el angelillo inconstante y perdido que trata de unir almas en la vorágine de la modernidad, inocente, lúdico.