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miércoles, 22 de junio de 2011

Ingenuidad

Los árboles ingenuos estiran los huesos al cielo,
esperan el beso de la lluvia
que ha tardado en llegar más de la cuenta.

Pero cuando aparece por fin,
no son caricias las que da
si no golpes de martillo,
que quiebra las ramitas,
arranca las hojas y pudre las flores
que tenían para ella.

De un tajo les escarba las raíces
dejándolos en pie del abismo
o arrastrándolos por el lodo
con la furia de la cabeza de agua.

Y ellos inocentes todos los años
siguen abriendo sus brazos tibios al cielo
extrañándola siempre.

Tu vuelves a mi con cada aguacero

lunes, 13 de junio de 2011

Cosas de mujeres y brujas

Ese día la bruja del segundo piso amaneció como sin fuerzas. Le dolía el cuerpo, pero aún más el pecho, como una sensación de angustia que no se quitaba. Y en su solitario árbol ese día, decidió llegar tarde al trabajo, y tomarse un buen café para ver si eso la reanimaba. Todo le parecía más gris, más lento, más siniestro. El gato negro había decidido ensuciar más el patio que de costumbre. La ropa sucia se acumulaba en la canasta. Las flores blancas del abedul empezaron a florecer a pesar de que habia durado dos semanas trabajando en su poción de detener el tiempo. El café se le recalentó y se habían terminado los cigarros. NO era un buen día.

Cuando por fin llegó , después de pelearse con la mitad del Centro de investigación en Artes Oscuras, encendió el radio, y una cruel voz empezó a cantar los hechizos favoritos de otro lejano tiempo, de cuando era un hada inocente y verde, llena de alegría. Y el verde le recordó a su amado sapo que había huido del pantano apenas se dió cuenta de que a lo mejor podía convertirse en príncipe. Y la casa parecía más pequeña, más pobre, más sucia.

Se recostó un rato, pero sólo tuvo pesadillas, soñó con el pasado, con las ilusiones que había tenido, con los versos que eran dulces antes de volverse amargos recuerdos. Y se despertó muy triste, maullando de desesperación y soledad, pues del viejo aquelarre no quedaba nadie, todas se habían ido lejos a buscar pueblos diferentes, ogros diferentes, cuentos diferentes, . Entonces, sin querer vió el almanaue y recordó que estaba en ese día en que el cuerpo se desorienta y jode al alma. Y empezó a reirse sobre el caldero mientras cocinaba un poco de menta y de muérdago y mandrágora con un poquito de láudano, para quitarse el dolor de corazón.

Se sintió algo aliviada, pues tenía una buena excusa, para no aguantarse las ganas de llorar que ocultaba bajo la alfombra todos los días mientras iba a volar de noche asustando a los niños. Y lloró hasta que anocheció de nuevo, escuchada tan sólo por el gato asustado que nunca la había visto así.

Esperando



Cuando te fuiste
mis ilusiones cayeron
sobre las piedras ,
y murieron, esperándote.

Como las hojas que bota el árbol
para pasar el invierno
la alegría se fue cayendo
y se hizo una con la tierra

Mi alma
no volvió a florecer,
los colores de mis manos
se apagaron.

Se desdibujó
el tiempo que sobre los techos cabalgaba
y el deseo se durmió,
esperándote.

Las golondrinas de mi conciencia
se desorientaron
y en el abismo del hastío
dejé olvidadas las palabras
y los zapatos
en casas ajenas.

Jugué a las cartas con la impaciencia,
le robé al azar los dados
hice trampas al Silencio todos los días
esperándote.

No, no te culpo,
mi inútil inocencia
me traicionó.
Cuando abrí los ojos
habías huido de mis castillos de arena
desesperado y sin ver
los años que había en la mesa para ti.

Mi voz, aún así
sigue lloviendo cada mayo
mi corazón sigue sonriendo
cuando las vecinas
hablan de amor.
Y de esperarte tanto olvidé.

jueves, 9 de junio de 2011

Veranillo



Cuando se va la lluvia,
me juega malas pasadas la memoria,
El silencio se hace más evidente.

Me ahoga el aire húmedo
el calor de la espera
sin esperanza.

Prefiero el aguacero salvaje
que arrastra la vida y la gente
con la fuerza de la costumbre.