Buscar este blog

martes, 15 de enero de 2019

Mandarinas

A veces daría algunas cosas por comerme las mandarinas con la mitad del entusiasmo pueril de la inocencia. Esa que no vuelva nunca a asomar las pecas entre los pies.
Cuando la lluvia únicamente evocaba charcos que brincar. 
Cuando el corazón, la piel y los pies eran ligeros como ternerillos que sueltan en el potrero. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario