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miércoles, 29 de febrero de 2012

Obsesión

Te he desmaldecido
ya te he perdonado
y aun así sigues apareciendo en mis mañanas.
¿Es acaso  esta obsesión
signo de mi locura,
o es que la tristeza
me traepor reflejo
el último abrazo,
para no sentirse tan sola?

lunes, 27 de febrero de 2012

Des-maldiciendo

Una vez hace años
te maldije,
Sin embargo, me desdigo.
Devuelvo todas las palabras.
Con la brisa que hace cantar a las latas de zinc
se borrará todo sonido,
con el gato que maulla para desvelarte,
se irán los malos sueños,
con los rayos de sol que entran en tu casa
cuando amanece,
entrará ya sin sombras tu alegría.
Las hojas se pudrieron
el tiempo pasó como lluvia sobre los techos.
La calma regresó
y ya creció el monte
donde una vez pasó una cabeza de agua.
Y he perdido demasiada fuerza.
Estoy cansada.
Ya no me importa,
ninguna ley del universo me devolverá
a cuando rezaba para que siguiera lloviendo.
Ya no tengo esa energía, esa inocencia.
Mi corazón,
ha encontrado paz
en el oscuro beso de la montaña y el río,
reposa allí para morir
sin que se me note demasiado.
Des-maldigo pues
todos los hechizos que canté
muchas veces,
cuando llovía muy fuerte y era octubre.





Luna Creciente

Te ries de mi con tu risa
viéndome llover en los caminos
con la misma tristeza, los mismos sueños.
Y aunque la piel esté más vieja
y las rodillas no suban las gradas volando,
los ojos de gato con hambre no se me han quitado
y a mi pesar,
sigo esperando ver  a la alegría
dándo la vuelta en la esquina,
y correr,
alcanzarla,
invitarle a un café
y caminar con ella un rato
aunque vaya para otra parte.
Y ni tú con tus burlas
has evitado que siga
teniendo sonrisas pegadas en la ventana,
que el café sepa mejor cuando es amargo.
No es reclamo, yo también me rio de mi,
a veces.

sábado, 18 de febrero de 2012

Amuleto

Tengo en la ventana un amuleto,
que me recuerda que una vez
me amaron con locura,
con la fuerza de la cabeza de agua;
sólo que no supe
que la vida sólo me iba a dar una oportunidad
y persiguiendo sueños inútiles
la perdí.

Ando cargando chucherías
de fe abigarradas entre bolsos y carteras,
para que no me olvide el Dios de los cristianos
que se enoja tanto si uno anda
de madrugada sin invocarlo
y fuma en donde no se debe.

Al mío le rezo
para que no se me acaben las fuerzas,
para que  proteja a los que amo,
el mio no se anda fijando en detalles,
no me juzga igual que las viejitas,
sólo se regocija en la vida y la alegría
y de vez en cuando
en medio de su tiempo que no es el mio
me escucha.

Sin embargo, en su tiempo que no es el mío
no me ha entendido,
que llevo años queriendo despertar
sin desear que despiertes conmigo,
sin querer ir contigo por el pan de las mañanas
y los cigarrillos en la noche.

No me ha escuchado
cuando le ruego que te disuelva
en mis años.
Que ya que te puso en otro camino
me deje
dejar de verte entre las cercas.











martes, 14 de febrero de 2012

Diez años exactos

Diez años exactos,
cabalgabas el autobús conmigo
mientras tu risa,
quebraba el aire como
pájaros medios perdidos.
Y en la sencillez
de las peleas que rondaban por tu cabeza
como nubecillas
esperando que las pintaras
me cuestionabas sin querer
mi cuadradoy aburrido lienzo.
No puedo decir
que nos buscamos cada día,
que éramos uno,
que tu gente me conocía,
que mi nombre colgaba de las paredes de tu casa
para no gastarse,
o que comprendía exactamente la mitad de tus palabras
de tus manos o tu pelo largo.
No puedo decir que
leías mi mente o que invocaba tu presencia
la mitad de los segundos del día.

Puedo decir, que hace diez años exactos
soñabas un sueño conmigo.
Que reías con la risa contagiosa de pájaros perdidos
y que yo rumiaba secretos
mientras cabalgábamos el día.

Puedo decir que la primera vez que te vi,
custioné todo lo que pensaba de ti
antes de verte.
Puedo decir sin mentir
y sin exagerar,
que las locuras hace diez años exactos
eran más lógicas contigo.
Que de vez en cuando,
antes que la formalidad nos persiguiera como damas ancianas...
viste en mi un pedazo de la alegría
que se me ha ido perdiendo
y que no puedo creer
que me quedaras debiendo los sueños
que te pedí  que me pintaras.