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lunes, 11 de febrero de 2013

Digna de amor

Sentada en la penumbra, la felicidad juega con las jirafas dibujadas en tu ropa. Tu olor  es tan pequeño y lila como tu. Jamás he visto la belleza si no es en la luz cuando juega a esconidas en tus ojos oscuros. Y me haces cambiar los cínicos rosarios de incoherencias, y pedir que el amor brinque contigo en el patio, que la sabiduría teja pañuelos con tu pelo negro, que la alegria y la abundancia se enamoren de tu nariz de campanita, que tu mente clara no se pierda nunca en este valle de lágrimas aunque sufras los dolores de muelas que la vida nos depara a todos tan democráticamente. Que la amargura no encuentre tu casa y la risa tenga en tu mesa un plato de galletas recién horneadas en la mesa.
Amor, que hasta ti, no había conocido. Mi café con leche, pequeña trampa del destino, para que no quiera irme antes de tiempo, para que quiera lograr algo y que lo veas algún día.