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lunes, 31 de enero de 2011

Instantes

Cómo puede un olor
arrastrarnos tantos años.
Cómo una palabra tiene tan pocas letras
y tantísima culpa.
No recuerdo el día
en que olvidé los olores
o las palabras,
pero si me los encuentro
de casualidad,
tendidos en la calle
como sábanas viejas,
o si me pican la piel
accidentalmente
como un mosquito,
me hacen viajar por un instante
atrozmente corto,
a una época feliz,
de aquellas de las que uno se fue
como si no pagara la cuenta,
y por ende no debe volver
aunque sea tentador.


Es cruel como un olor o una palabra pueden,
de pronto,
dejarnos indefensos, vulnerables
por un instante
insufriblemente largo
y hacernos recordar
las cosas que enterramos
más abajo que los muertos,
en los rincones más hondos
de la conciencia,
para que no nos estorbaran
o para seguir viviendo.

Es intenso como un olor o una palabra
aunque no tengan manos ni siluetas
pueden reconocerse,
para volver en un instante de descuido
al lugar, al recuerdo, al pecado
a la felicidad o a la miseria,
Es increíble cómo se pegan
a las zuelas de los zapatos,
y aparecen de pronto
en el sitio menos pensado.

domingo, 30 de enero de 2011

Canciones

La canción de amor se repite
por todas las cosas vivientes,
sin orden ni beneficio aparente,
y eso incluye
las palabras de las gentes,
que como gallinas culecas,
nos explican metódicamente
cómo se ama y cómo se desama,
por la manía de explicar lo que no se entiende.

Pero hay otras más puras,
más lentas, más tibias,
como la canción del silencio
arrastrándose entre el tráfico,
a regañadientes.
La canción pueril de la alegría,
que se lavanta el ruedo del vestido
para no tocar el barro soez
del humor cansón y grosero,
que se desgalilla en las radios de los taxis.

También hay canciones tristes
de por sí,
sin razón,
colgándose de los edificios,
que languidecen como ellos.
Está la canción del olor a pasto recién cortado
o a lluvia,
a asfalto mojado.

La canción de la montaña ancestral,
que huele a flores, a monte
que hace crecer el pasto
hasta debajo de los parqueos,
sin que nada pueda evitarlo,
y nos recuerda,
que el único camino
es hacia arriba.

Y en todas las canciones
uno puede perderse,
puede tararearlas
mientras se toma el café de la tarde.
Y todas duelen un poquito
cuando terminan.

Tentaciones

Cuando la tristeza nos deja sin aliento,
las tentaciones nacen en los rincones
aprovechándose de la débil consciencia,
y nos llaman con voces ancestrales.
Y uno tiene dos caminos ,
irse a bailar con ellas
hasta que el sol las vuelva de piedra;
o esconderse de ellas como si fueran lagartijas oscuras
y tenebrosas que asoman la cola en las paredes
y en las sombras
hasta que se vayan.
Lo único malo estriba
en que en cualquiera de los dos casos,
uno se arrepiente.

viernes, 7 de enero de 2011

Ciclo

La lluvia no se decide a irse
y el frío
juega escondido en las esquinas.
La melancolía se brinca los semáforos
y se mete de lleno en la casa
sin que nadie pueda detenerla.
Y mientras hago nuevos propósitos,
el pasado brinca en los charcos
y me pringa la ropa y la piel de recuerdos.
Ya las estrellas se ven
cuando no hay luna
Y las pasiones se ven de lejos.
Empezará pronto el silencio
a comerse as hojas de los árboles
como las hormigas,
y las palabras se iran secando como los jardines.
El sol azotará los techos
con un látigo picante y amarillo.
Y después ,
lloverá como si el mundo
sirviera sólo para llover
y las cabezas de agua
lo destruirán todo.
La vida seguirá bailando
entre ese ciclo interminable
de sol y lluvia.
Por suerte,
en ésta tierra,
hasta debajo de las piedras crecen las cosas,
y nos recuerda,
que nada es eterno ni indispensable
que siempre florece,
con deseo visceral de tocar el cielo.

lunes, 3 de enero de 2011

Comienzo

Hace días un pájaro rojo
de los que van de un lado a otro
se detuvo unos días y discutía en las tardes
con la ventana.
Quise que fuera un espíritu bueno,
un buen presagio,
un recordatorio rojo del mundo.
Pero era sólo un pajarito,
de los que vuelan lejos
muy lejos,
huyendo del frío y el hambre
igual que todos nosotros.