No se si me asusta más
estar a la espera de tus manos
o que mi pulso se altere de nuevo
con solo recordar tu olor.
No sé que demonio se esconde
tras la tinta de tus brazos
que espanta a uno viejo y cobarde
que ha vivido amarrado
a mi boca desde hace siglos.
Que ha roído las ganas de tener ganas
que volvió mi piel seca
como las pieles de sapo
que ruedan por los caminos.
Mientras espero
cuéntame donde aprendiste a
descoserme la timidez,
a abrirme todos los labios que tengo
así.
La verdad
no me interesa que nombres les pongas
a los demonios
ni que veneno escondes
Para mi no tienes pasado ni futuro.
Eres sólo el instante
en que me acordé
que una vez en octubre
rezaba para que siguiera lloviendo.
Eres el instante en que las libélulas
se enredaron en mi pelo.
Así que esperaré con paciencia
a que salgas corriendo,
pero cada vez que pueda, te advierto
mis uñas harán diseños difíciles de borrar
debajo de tu piel
y aunque siento que difieres de mi
como si fuéramos
dos ríos distintos
aprovecharé la cabeza de agua
que hizo que nos revolcáramos
en el mismo lecho.
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lunes, 14 de octubre de 2013
viernes, 11 de octubre de 2013
Esperando otro octubre
No se si me asusta más
estar a la espera de tus manos
o que mi pulso se altere de nuevo
con solo recordar tu olor.
No sé que demonio se esconde
tras la tinta de tus brazos
que espanta a uno viejo y cobarde
que ha vivido amarrado
a mi boca desde hace siglos
estar a la espera de tus manos
o que mi pulso se altere de nuevo
con solo recordar tu olor.
No sé que demonio se esconde
tras la tinta de tus brazos
que espanta a uno viejo y cobarde
que ha vivido amarrado
a mi boca desde hace siglos
Pasionaria
Mientras espero
cuéntame donde aprendiste a
descoserme la timidez,
a abrirme todos los labios que tengo
así.
Deseo
Deseo pedirte sin remilgos
un par de horas de sudor y alegría.
Deseo cabalgar por tu cuerpo
y encabritarme mientras abres
mis piernas, con fuerza.
Deseo verte jugar con mis pechos
que me doblegues,
que me desdibujes el cuerpo,
que me amarres los tobillos
y el carácter
a tu espalda
y volverme una criatura que solo viva
para lamerte el placer de la piel...
Un par de horas.
Pero me da vergüenza y miedo
pedirte tanto.
Así, descaradamente.
un par de horas de sudor y alegría.
Deseo cabalgar por tu cuerpo
y encabritarme mientras abres
mis piernas, con fuerza.
Deseo verte jugar con mis pechos
que me doblegues,
que me desdibujes el cuerpo,
que me amarres los tobillos
y el carácter
a tu espalda
y volverme una criatura que solo viva
para lamerte el placer de la piel...
Un par de horas.
Pero me da vergüenza y miedo
pedirte tanto.
Así, descaradamente.
martes, 8 de octubre de 2013
La piel no tiene memoria
La memoria de la piel
es un animal ciego,
salvaje.
No recuerda nombres,
No recuerda días.
Recuerda sabores, olores.
Y los busca con la ansiedad
de un ejército de hormigas al cruzar la montaña.
La memoria de la piel
no puede cambiarse.
No tiene prejuicios,
tiene papilas pequeñas
que raspan como lengua de depredador
la carne.
No sabe usar cubiertos
ni ser discreta.
La memoria de la piel no es selectiva.
No sabe cuando detenerse.
No sabe de maldades, de traiciones,
ni de bondad ni de locura.
Y por eso, cuando la piel recuerda a la felicidad
se dispersa, se confunde.
Hace rabietas como los niños pequeños
se humedece si llueve,
pide sólo que sacien su sed eterna.
No se da cuenta, ni un momento,
de lo doloroso que pueden ser
recordar.
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