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martes, 15 de enero de 2019

Copito

No compusiste canciones, ni siquiera las cantabas para mí. No recuerdo que especialmente tuviésemos esas escenas de película. Recuerdo la pueril y genuina alegría de verte llegar. Recuerdo pelear por tu mano con coscorrones y tener que cederla a los más chiquitillos. No recuerdo discursos  épicos. Recuerdo muchos desacuerdos.  Formas de ver el mundo muy muy diferente. Aún me hace gracia que tu relación con la tecnología sea más complicada que los amores de mi vida. No recuerdo el día en que no me amaras. En que tu olor espantara al coco, y las sombras de las ramas de los árboles. Me diste los ojos pequeñitos, un corazón de pollo. No, no puedo decirte estas cosas, por que así no hablamos nosotros.  Por qué estoy segura que esto no lo leerás nunca. Solo quisiera, que como tu olor en la infancia, todo esto te llegue hasta el sétimo piso. Simple. Así con las luces estorbosas y lejanas. Con tomarte la mano de lejos. Ojalá pudiera decir algo para que decidieras ignorar a los males del cuerpo. Pero así no hablamos nosotros. Siénteme. Quédate conmigo un poco. Para devolverte solo un poco.

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