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martes, 15 de enero de 2019

Esperanza

Ya no me atrevía a llamar a los colibríes y a las libélulas a la casa. Las mariposas han vuelto.
Merodean los angelillos verdes de la montaña cerca de mi ventana.

Mis oídos de han abierto y están recordando el trino de los pájaros.
Ya las sombras no me persiguen debajo de los platos y los zapatos.
¡Has vuelto a mi! ¡Has vuelto a mi!
Y aunque vienes despacio, ya espantas a las angustias que tejían telarañas oscuras en mi rutina.
¡ Has vuelto a mi!
 ya me importa tan poco los ajetreos diarios de las apariencias, las rutinas gastadas, el silencio o la aridez pasmosa de las mañanas.

¡Has vuelto a mi!

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