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lunes, 28 de septiembre de 2015

Mi querida Adolescente: te cuento que crecer es maravilloso, pero no deja de tener sus invinvenientes. No es sinónimo de libertad absoluta. Aunque uno pueda llegar tarde, no hace gracia si tienes que llegar temprano toda la semana. Aunque es bueno que ya uno no se preocupa por muchas cosas que antes daban vergüenza, como a quien le hablo, con quien me río, que van a pensar de mi mis amigos y los no amigos y los chicos más guapos del cole exhiben casi todos a mi edad una panza... o una calvicie que los hace de pronto accesibles, aunque nos veas comprando cosas que consideras caras. No es tan divertido eso de los amores a los 30 y todos, y la plata hay que ganársela. No cae de milagro en la cuenta y a veces eso nos angustia bastamte.
Aunque nadie nos diga que hacer, es más difícil y frustrante sentir que hemos desperdiciado el tiempo en tonterías. Pregúntele a sus tíos si volverían a tener 15 y le dirán que si, pero con la madurez de ahora. A mi pesar, te comento que no somos indestructibles, que el cuerpo y la mente sufren las consecuencias de las decisiones que tomamos, aunque las hayamos tomado hace muchísimos años. Ser adulto es de pronto tener que lidiar con uno mismo sin excusa alguna. Papá mamá la abuela o los hermanillos pueden que hayan molestado bastante. Pero ya no los puedo culpar de nada. Estas sólo. Hay cosas maravillosas que se viven ahora, pero la despreocupación de los 14 o 15 no se vuelve a tener nunca. Así que aprende todo lo que puedas , ahora que tenés energía. No añores crecer tan rápido. Todavía puedes ser bastante sincero sin que eso te cueste el trabajo, todavía te podrás enamorar como nunca en la vida por un mes entero si que eso te cueste un divorcio. Todavía puedes recuperar las notas en un examen sin que tus propios colegas se burlen de ti y te bajen el piso. Todavía te puedes comer una enorme hamburguesa de vez en cuando sin sentirte culpable. Puedes sentir intensamente y expresarlo sin temor a represalias, a quedar como raro si a los casi cuarenta lloras por una película. Todavía no has caído en la inevitable rutina de la que los adultos tratamos de escapar con rigurosidad, aunque veas que hacemos mil cosas. Yo espero que tengas una vida plena pero en algún momento todos pasamos malos ratos y en la adultez son más complicados. Juega mientras puedas.

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