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lunes, 28 de septiembre de 2015

III

El tiempo pasa las cuerdas de tender la ropa y uno no se da cuenta, en que momento pasan y pasan los años. Y el dolor que un día casi nos mata, no es posible que siga ahí escondido en las begonias, esperando un instante de debilidad para de pronto mordernos el alma como una gran hormiga. Nunca podré entender como es que pudiste seguir respirando, como tus pies se mueven todavía. Mi corazón se partió cuando el tuyo se fue. Y nada pude hacer más que darte la mano. A veces se me olvida que volviste del infierno tantas veces. Pero no hay quien te quite la alegría. Y tu ángel que cuida de las mariposas tejerá en tu pelo momentos plenos todavía. Espero algún día tener tu fuerza.

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