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lunes, 28 de septiembre de 2015

II

Cuando la razón se disocia y un extraño motivó te impulsa sin querer a mostrar tus antiguos demonios al prójimo. Cuando preferirías mil veces adormecer las voces que rumian en la noche. Cuando te sigues sintiendo tan pequeño.
Es normal recordar cuando el corazón no era tan amargo.
La alegría momentánea se siente en la boca pero es  lejana, como cuando las ilusiones rondaban tu casa. Te acuerdas del deseo y cuando este importaba, y de las begonias oscuras que te esperan en casa. Y recuerdas el par de manitas que te mantienen aquí en el valle de lágrimas

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