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martes, 9 de noviembre de 2010

Los sapos


La bruja del segundo piso estaba un día ordenando el departamento, y se encontró con viejos almanaques que por algún motivo no había descartado.No supo por qué se puso a escarbar el pasado, cuando ella bien sabía que no hay forma de recuperarlo, que no hay magia que regrese los años al caldero una vez que se han ido a jugar con el destino a otra parte. Encontró viejos hechizos de amor, escritos con su puño y letra, Y el corazón se le llenó de pronto con tristeza y desaliento. Por que en esa época era un hada joven llena de ilusiones, volaba por el bosque todas las noches con el corazón rebosante de alegría, teñía de carmín todas las flores, y ponía gotas de rocío a las telarañas para que parecieran joyas. ¿Cómo se había convertido en bruja? ¿Cómo dejó que la piel se le llenara de verrugas, que las alas se le cayeran? Tal vez el humo de los bares oscureció su espíritu, y las alas no aguantaron tantísima amargura. Cuando empezó a dejarse llevar por una tristeza infinita comenzó a hacer todas las locuras, cuando le vendió la inocencia a los gatos negros del pecado para entretenerse, cuando se pintó los ojos de negro y se tiñó el cabello para que nadie supiera que no era la misma. Cuando empezó a dejarse besar por los ogros solamente para que no dudaran de su magia, cuando empezó a enterrar cualquier asomo de alegría debajo del caldero. Cuando comenzó a tomar de las pociones que vendían los duendes en la calle. Cuando empezó a romper las reglas de su propio espíritu. No lo recordó con exactitud, hace tanto tiempo....
Después sacudió la cabeza y en puño echó el montón de cosas viejas a la basura. Se sacudió las ideas locas de la cabeza.Las brujas al fin y al cabo se divertían más, y no tenían miedo a perder ninguna cosa. Los sapos, para desgracia de ellos mismos, llevaban todas las verrugas en el alma, por más príncipes que parecieran.

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