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jueves, 24 de febrero de 2011

Necedad

No se si las ilusiones
entran a mi casa
y me desordenan el ropero,
o si la escases de cordura
empieza a hacerse evidente,
si es la juventud que se resiste
a abandonarme por completo
o las ganas de saborear otra vez
el ronroneo inútil del celo
merodeando.
No sé si es el dese0 de sentirme capaz
de olvidar los castillos en el aire
o las libélulas y mariposas
que una vez se enredaban en mi pelo.
Pero sin importar mucho
la causa ,el desenfreno o el desorden
la verdad me pican los pies,
me saben diferente los labios,
se me llena el corazón de agua
y el espejo enmudece
su atroz cacareo.
El asunto es que la necedad de seguir viviendo
se ha venido a sentar
a los pies de mi cama
y por extrañas circustancias esta vez
¡No quiero que se vaya!

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