En estos días en el que el sol
se mete despacio por todos los rincones
y no deja ni una rendija
libre de sus brazos amarillos.
Cuando a medio día
no se encuentran sombras
y todos los techos crujen
como la espalda
de la gente que si trabaja.
En éstos días en que la montaña
se tiñe de naranja y amarillo
y el cuerpo por costumbre
o por desgracia nos pide el mar
es cuando no quedan fuerzas
ni para autocompadecerse
y la alegría se entromete discreta
cuando nos descubrimos
cantando en el baño
o viendo al cielo arder
pasadas las cinco.
En éstos días menos lluviosos
es mejor asolear los abrigos
y tomar fuerzas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario