Buscar este blog

miércoles, 15 de septiembre de 2010

El filtro correcto


Una vez la bruja del segundo piso se levantó de la cama con los pies pesados. Tenía una media menos, y unos cuantos pecados de más. Normalmente huía de camas o corazones ajenos, pero a veces la lluvia o la soledad son engañosas, y llegan cuando uno menos lo espera.
La madrugada carecía de belleza aquella noche, no había ningún perfume en particular. Aquel ogro no era diferente a los demás, verde, egoísta, lejano … de los que piensan que se saben todos los hechizos.
Cuando por fin recogió las cosas en silencio, saliendo de la cueva como una neblina suave y húmeda, llegó al otro lado del bosque, encendió un cigarrillo y empezó a caminar tranquilamente. Cuando llegó a la casa, iba a encender el ordenador cuando vió algo en el espejo mágico que le dejó la sangre helada : se vió a los ojos y no estaban tristes, no había culpa ni del tamaño de un grano de arena, no había más irremediable vacío, y el silencio que revoloteaba en las noches como un murciélago torpe, se había ido.
Ese día en la mañana se depiló las piernas y le abrió dos botones a la blusa. Mientras fumaba se vió en el reflejo de la ventana y riendo se dijo a si misma que de haber sabido que un filtro de indiferencia contrarrestaba al del amor, hace tiempos lo habría tomado en las rocas.

1 comentario:

  1. Excelente!!!! Todos bebemos a veces el filtro de la indiferencia, sólo que no conocemos bien a bien su poder

    ResponderEliminar