Deseo pedirte sin remilgos
un par de horas de sudor y alegría.
Deseo cabalgar por tu cuerpo
y encabritarme mientras abres
mis piernas, con fuerza.
Deseo verte jugar con mis pechos
que me doblegues,
que me desdibujes el cuerpo,
que me amarres los tobillos
y el carácter
a tu espalda
y volverme una criatura que solo viva
para lamerte el placer de la piel...
Un par de horas.
Pero me da vergüenza y miedo
pedirte tanto.
Así, descaradamente.
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