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lunes, 2 de enero de 2017

Dormilona

He dejado pasar los años como agua sobre los techos. Oculté la pasión debajo de manglares y manglares de rutina, no sea que un día se despierte y me quite el sueño. Los deseos y las alegrías se han hecho modositas como las mujeres que por no ofender a nadie no mueven las caderas cuando bailan. He cerrado las ventanas, no sea que entre el amor como una cabeza de agua y me desordene los papeles otra vez cuando llueve. He disecado las ilusiones para que permanezcan sin alterarse y sin desteñirse. Y vos sigues ahí, escondido en algún árbol  riéndote de mi con tu risa de gato de cuento, susurrándome al oído que tal vez debería dejar la puerta abierta y soltarme el pelo. Sigues disfrutando cuando cierro el corazón y la casa de golpe, como las dormilonas.

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